Columna Política
Eduardo Gattás Báez, alcalde de Victoria, parece haber perdido de vista uno de los principios fundamentales que debería regir el ejercicio del poder: la capacidad de rectificación. Después de un trienio que, por lo general, ha sido calificado como deficiente por los victorenses, uno de los factores que explica el bajo rendimiento de su administración es la actuación de su equipo de funcionarios. Sin embargo, en lugar de replantear sus decisiones y cambiar a aquellos que no han dado resultados, Gattás parece más comprometido con la lealtad de su equipo que con la competencia de poder sacar los compromisos que la capital demanda.
Este enfoque, basado en premiar la lealtad personal por encima de la capacidad y el desempeño, es un resabio de la vieja política que en el presente ha quedado obsoleta. Los tiempos han cambiado, y los ciudadanos demandan gobiernos más eficaces, responsables y transparentes. La política de antaño la que practicaba el PRI donde él militó, donde lo primordial era rodearse de incondicionales que priorizaran los intereses del líder sobre los del pueblo, ya no tiene cabida en una sociedad que exige resultados tangibles.
El error de Gattás no es sólo estratégico, sino también político. No haber comprendido que los errores de su administración se deben, en gran medida, a los malos manejos y la ineficacia de su equipo, es un signo de ceguera ante la realidad. Mantener a estos mismos funcionarios para su próximo periodo es una señal clara de que no está dispuesto a corregir el rumbo por el bien de los victorenses.
Los ciudadanos ya no votan por figuras que les prometen un futuro mejor sólo en discurso, sino por aquellos que demuestran con acciones que pueden hacer una diferencia en la vida diaria. El “si te debo la posición, te la mantengo” ya no es aceptable para una ciudadanía harta de promesas incumplidas no por nada lo vapuleó la Zabaleta.
La historia nos ha demostrado que si los gobernantes no aprenden de sus errores y no saben rodearse de personas competentes terminan cayendo en el descrédito. “Lalo” lamentablemente, parece estar caminando por ese mismo sendero. Mantener a los mismos funcionarios que no le dieron resultados es insistir en una fórmula que ya ha fracasado, y si su lealtad a estos actores es más fuerte que su compromiso con el bienestar de Victoria, el destino de su administración ya está marcado.
Este error, sin embargo, tuvo la oportunidad de corregir y no lo hizo, ell camino hacia la recuperación está claro: Gattás necesitaba rodearse de personas capaces, que le hubieran aportado soluciones y que trabajen en beneficio de la ciudad, no de su propio interés político. El compromiso con la ciudadanía debe estar por encima de cualquier lealtad personal, y la prioridad debe ser la mejora de Victoria, no la perpetuación de un grupo que ha demostrado su ineficacia.
Gattàs no entendió para rectificar. La pregunta es: ¿por que no quiso hacerlo?
Si me lo cuentas con santo y seña lo publicamos.
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I care. So, what do you think of her, Han? Don’t underestimate the Force. I don’t know what you’re talking about. I am a member of the Imperial Senate on a diplomatic mission.