ANA MARÍA IBARRA, el rostro nuevo de una vieja demanda: una justicia accesible y cercana
Una entrevista nacional, una voz diferente. Ana María Ibarra irrumpió en las pantallas de Milenio con claridad, contundencia y un temple que no se improvisa.
CDMX, 18 de abril. Cuando una carrera judicial sólida se encuentra con un medio nacional de primer nivel, lo que ocurre no es casualidad: es consecuencia. Ana María Ibarra, aspirante a ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, fue invitada al espacio de Milenio conducido por Alma Paola Wong. Lo que siguió fue una conversación reveladora, cargada de experiencia, sensibilidad y visión de país.
Con más de 15 años en el Poder Judicial Federal —y una carrera que la ha llevado desde la Suprema Corte hasta tribunales de circuito en distintos estados del país—, Ana María no se sentó frente a las cámaras para hablar de sí misma, sino de lo que necesita la justicia mexicana. Lo dijo sin rodeos: “Hoy la justicia es elitista; necesitamos transformarla para que sea accesible y cercana”.
Durante la charla, abordó temas clave de su trayectoria, como su participación en sentencias que han hecho historia: el caso del uso lúdico de la marihuana y el de la preeminencia del apellido materno. No lo mencionó con presunción, sino como prueba de una vocación: la de poner los derechos por delante del formalismo.
También se asumió como lo que es: una mujer joven, preparada, con temple jurídico, pero también con oído ciudadano. “Quiero ser un puente. Escuchar. Y hacer de la Corte una institución que se acerque más a la vida de la gente”, dijo, dejando claro que su paso por los tribunales no la ha alejado de la realidad, sino todo lo contrario.
Su entrevista no fue un acto de campaña, fue una declaración de principios. Y Milenio no solo la entrevistó: le dio un espacio porque su perfil se impone, porque su voz ya forma parte del debate público que este país necesita.